¿Puede la gestión forestal mitigar los efectos de un incremento de sequía en los montes mediterráneos? El caso de los bosques de encina y roble en el contexto del cambio climático.

Uno de los grandes retos para la conservación de los ecosistemas forestales a lo largo del presente siglo es el cambio climático, del que se esperan importantes repercusiones en la cuenca mediterránea. Los modelos climáticos proyectan para esta área un descenso en la precipitación que, unido a un aumento de las temperaturas, acrecentará la ya de por sí característica sequía estacional que caracteriza esta zona. Dadas estas proyecciones, se hace necesario determinar los efectos que tendría una reducción de la precipitación en las diferentes especies que componen nuestros bosques, para poder así estimar posibles cambios en la estructura y composición de los mismos e identificar estrategias de gestión adecuadas para mitigar su efecto. En este contexto, el objetivo de nuestro estudio es analizar los efectos de una reducción de la precipitación en el monte bajo de encina (Quercus ilex L.) y roble (Quercus cerrioides Willk & Costa), así como evaluar los efectos de la gestión (resalveo) en su respuesta a este. Para ello, se combinan en un bosque mixto dos niveles de precipitación (precipitación natural vs. reducción de la precipitación de un 15%) y gestión (no gestión vs. gestión) en cuatro tratamientos. Se analiza la mortalidad, crecimiento, nueva rebrotada y dinámica foliar. Tras cuatro años de seguimiento el experimento sigue en curso, y hasta ahora se han obtenido los resultados definitivos de mortalidad, crecimiento y nueva rebrotada, que muestran que: i) La gestión reduce fuertemente la mortalidad, ii) El crecimiento de los robles se ve notablemente afectado por la reducción de precipitación, mientras que el de las encinas permanece constante, iii) La gestión incrementa fuertemente el crecimiento en ambas especies, especialmente en condiciones de precipitación natural. Actualmente se están comenzando a analizar los datos de dinámica foliar, y los resultados preliminares muestran que iv) Las parcelas sometidas a reducción de precipitación presentan un número menor de hojas, una menor longevidad de las mismas, y una mayor tasa de caída de hojarasca que las no sometidas a este tratamiento, v) La gestión atenúa la caída de hojas en todas las parcelas, mitigando los efectos de la reducción de precipitación en las parcelas sometidas a este tratamiento. De estos resultados se extrae la conclusión de que el cambio climático puede tener consecuencias negativas sobre los bosques de Quercus mediterráneos, siendo más acusados los efectos en robles caducifolios. Sin embargo, la gestión forestal puede ser una potente herramienta para mitigar estos efectos y conservar nuestros bosques de cara al futuro.